jueves, 21 de agosto de 2008

Aprendí del olvido

Aprendí que la vida tiene forma de lunes,
que el amor es un tren que hay que coger en marcha,
que el tiempo nunca vuelve, que el odio nunca olvida,
que somos candidatos a tropezar cien veces.

Olvidé que la muerte nos borrará del mapa,
que el silencio es a veces igual que la distancia,
que el dolor y la risa pueden darse la mano,
que hemos nacido carne y a la carne volvemos.

Aprendí que la noche es más noche con llanto,
que la amistad perdura lo que dura un instante,
que el alma es lo que queda en el fondo de un vaso,
que soñar no era gratis, que volar no era un juego.

Olvidé rostros, nombres, lugares, circunstancias,
olvidé la mentira que ensuciaba mis manos,
olvidé recompensas, caminos, emboscadas
y hasta olvidé los versos que acaso fueron de otro.

Aprendí la sonrisa, olvidé el arañazo,
aprendí que la música siempre suena por dentro,
olvidé que los pobres lo son de sentimientos
aprendí del olvido y olvidé los recuerdos.

Y ya nada me queda, lo he olvidado todo,
soy un pájaro mudo que aprendió a ser de piedra,
una bala perdida que se olvidó del daño
o una mota de polvo que aprendió a ser eterna.

© Juan Ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Escrito el 20 de noviembre de 2003.