domingo, 26 de octubre de 2008

Poema de la renuncia

Renunciar a tu vida no es tan sólo
la dolorosa pérdida de un sueño,
es también una víctima que inmolo
al fracaso, mi dueño.

Sé que nada podrían mis palabras
ni la poca cordura que me queda;
no entiende el corazón de abracadabras
ni de versos de seda.

No soy feliz, de acuerdo; tú lo eres,
y ese don tan sencillo vale tanto
que no puede venderse a unos placeres
que han de acabar en llanto.

No me basta con ser testigo mudo
de unos ojos y un rostro que aprendí
pero me aparto de ellos, porque dudo
que se fijen ya en mí.

Y has de pasar, como las golondrinas,
inocente y risueña cada tarde
al lado de quien -tú no lo imaginas-
te quiere y es cobarde.

© Juan Ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Escrito el 13 de enero de 2000.