Reír es un asunto delicado
que nos puede costar más de un disgusto.
La risa es una flor
que crece en las cunetas de la noche
y que dura un instante.
A veces se requiere
tener el alma llena de semillas,
de palabras, de gestos,
de silencios, perdones y mentiras piadosas,
tener las manos limpias
y los bolsillos rotos de tanto compartirlos.
Pero basta una huella,
una leve pisada, un simple roce,
o un tren de mercancías perdiéndose a lo lejos,
para que esa sonrisa se transfigure en llanto,
para que ese milagro se convierta en arena,
para que tanto pétalo se lo lleve el olvido.
Reír es complicado
y sin embargo a veces se nos queda la boca
repleta de arlequines.
© Juan Ballester
1 comentario:
Escrito el 31 de julio de 2004.
La canción de Dylan del subtítulo pertenece al álbum Highway 61 Revisited, de 1965.
Y es que, efectivamente, hay que ver cuánto cuesta reír y qué poco se necesita para llorar.
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