Mi vida es un constante sube y baja,
un tobogán de luces y de sombras.
Igual estoy feliz que me entristezco,
unas veces soy libre, otras esclavo.
Subo hasta el verso, escalo hasta unos labios,
llego a la flor oculta y al querube;
bajo después rodando hasta el silencio,
hasta el hambre voraz del almanaque.
Subo a la risa, bajo hasta la lágrima,
de nuevo me encaramo a la amapola,
desciendo bruscamente hasta quedarme
como los trenes llenos de preguntas.
Trepo hasta el sol, me caigo hacia los peces,
asciendo una vez más como los pájaros,
me desplomo sin nombre y sin garganta
hacia el confuso reino de mí mismo.
Siempre subir, bajar... siempre dos rostros,
alfa y después omega, fuego y agua,
siempre mendigo y rey de lo improbable,
con vocación frustrada de ave fénix.
© Juan Ballester
2 comentarios:
Poema escrito el 3 de marzo de 2005, que intenta reflejar los altibajos anímicos y de salud que suelen presidir mi vida.
La canción de Bob Dylan citada en el título, preciosa tanto en su letra como en su música, fue compuesta en el verano de 1963, auque no apareció oficialmente hasta 1991, en el triple álbum The Bootleg Series vol 1-3, y se refiere a una espectadora que asistía a un concierto de Bob y que parecía mirarlo, desde el fondo de la sala, de una forma un tanto especial. Como la canción era larga él pensó que había tiempo de sobra para fijarse en ella, aunque al final descubre con desencanto que la chica se ha marchado antes de que acabase.
Me alegro de que este poema tan triste lo escribieras hace tanto tiempo, espero que ahora te sientas mucho mejor.
Un beso
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