No te quedes mirando esta página blanca
pensando que el poema va a lloverte del cielo.
Es preciso que actúes para romper el hielo:
pon a punto tu espíritu, coge pluma... y arranca.
Verás cómo el camino, a pesar de los baches,
va quedando sembrado de signos y de letras,
verás cómo en el verso sin sentirlo penetras
escribas lo que escribas o taches lo que taches.
Sigue avanzando, vamos. El poema está vivo,
lo vas desparramando por todos los renglones
y cuando toda el alma y todo el cuerpo pones,
se te entrega más dócil, ya no se muestra esquivo.
Así crece el poema, y le vas dando forma:
se agrupan las estrofas, o tal vez va corrido.
Y sientes que lo tienes, que el poema ha nacido,
que la mano se afloja, que el dedo se conforma.
Lo vas mirando atónito pensando lo que has hecho,
de dónde salió tanto dolor, tanta locura
y quedas fascinado ante esa arquitectura
pues ya es verso, poema, lo que antes fue barbecho.
Y le pones un título, lo firmas, lo rubricas,
lo lees, lo relees, le arreglas una arruga:
por fin está radiante, su belleza subyuga...
terminaste el poema, aunque no te lo explicas.
© Juan Ballester
1 comentario:
Curioso poema gestado y terminado el 29 de mayo de 2004. En él expongo lo que (apartentemente) hay que hacer para escribir un poema, los pasos que hay que ir siguiendo, aunque ya se sabe que en la práctica nada de eso sirve si no hay inspiración.
En cualquier caso, su calidad me parece excelente.
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