Es hora de partir, de alejarnos, mi amada,
con las manos vacías y con el alma llena.
Pero estarás tan cerca como lo está la brisa
y colmarás mis noches de verso y fantasía.
Es hora de partir, de partirnos, de amarse
a través del silencio del alma que nos duele.
Hasta mis esperanzas me saben hoy distintas
y el sol me alumbra menos mientras el tren avanza.
Es hora de partir. Qué fácil es decirlo,
qué fácil ensuciarse de palabras gastadas.
Pero tengo el secreto de tu boca florida
y esos ojos, dos peces, que nadan en los míos.
Es hora de partir, de quedarse soñando
con ese amor que, acaso, cualquier tarde retorne.
Pero nos queda risa mezclada con las lágrimas
y un nombre al que abrazarnos cada noche en la cama.
© Juan Ballester
No hay comentarios:
Publicar un comentario