Quiero dormir ahora
y llevarme a la boca, como un licor amargo,
el sabor de esta tarde cargada de promesas,
cansada de arrastrarse
por las paredes mustias de un reloj.
Quiero dormir ahora,
dormir hasta quedarme tendido sobre el viento,
dormir hasta que el cielo se pinte de violeta,
dormir sobre los hilos invisibles
de un corazón baldío.
Quiero dormir ahora
mientras el horizonte me persigue sin éxito
por los turbios recuerdos de un futuro
donde las rosas tienen aromas de campana.
Quiero dormir ahora,
antes de que las mesas se traguen los papeles,
antes de que la tinta delate mi silencio,
antes de que la brisa de febrero
me salpique en la cara
trozos de soledad que acaso un día
madurarán bañados por el sol del olvido.
Quiero dormir ahora,
y que callen las notas del piano que se esconde
en el fondo vacío de mis dientes.
© Juan Ballester
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