lunes, 6 de diciembre de 2010

Decir tu nombre

Decir tu nombre es algo que me llena de arena,
algo como un gemido de piedras en la playa,
es un llanto sin lágrimas, una gloria sin pena,
un rumor que no calla.

Decir tu nombre tiene fragmentos de tormenta,
suavidad de relámpago, inmensidad de trueno,
es mi guerra tranquila, es una paz violenta
que me incita a ser bueno.

Decir tu nombre huele a puñales lejanos,
a flecha por el bosque, a bandera oteando,
a desierto florido, a verso entre mis manos,
a pez viscoso y blando.

Decir tu nombre acaba convirtiéndose en río,
en barco a la deriva, en fondo de mi vaso,
en témpano caliente, en sol húmedo y frío,
en mar donde fracaso.

Decir tu nombre invita a llenarme de espinas,
de pétalos, de nieve, de sueños sin ventana
y a cantar sus seis letras por todas las esquinas
de mi dicha temprana.

© Juan Ballester

No hay comentarios: