Cariño, buenos días, mi corazón te añora,
la vida me sonríe; levántate, ya es hora.
El día ha amanecido limpio como tus ojos
y tus besos son flores que me llevo a manojos.
Tu recuerdo me alumbra, pensar en ti me eleva
y qué puede importarme que granice o que llueva.
Despiértate, amor mío, mira qué día más claro,
parece que tu risa cubre mi desamparo.
El cielo se maquilla con tus mismos colores
y hay un coro de versos por tus alrededores.
Parece que los pájaros imitasen tu voz
y el latido en mi pecho nunca fue tan veloz.
Buenos días, princesa, el sol ya desayuna,
la vida me acaricia... y tú eres mi fortuna.
© Juan Ballester
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