Desde aquí se ve el mar, se ve la playa
con su rumor constante de oleaje;
desde aquí, con tus ojos por paisaje
como un faro nocturno que no calla.
Desde aquí siento el sol que me ametralla
al tomar tu retrato, ese brebaje
que me anima a emprender un largo viaje
y preserva mi nave cuando encalla.
Desde aquí, con aroma a cartulina,
con tacto de cristal, con voz ahogada
me dejo gobernar por tu mirada.
Desde aquí, lejos, solo, se adivina
tu recuerdo flotando en la neblina
y tu ausencia llenando tanta nada.
© Juan Ballester
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