Sencillamente amarte, qué sencillo;
olvidarme que existes, qué complejo;
encontrarte de día, qué amarillo;
perderte cada tarde, qué perplejo.
Alumbrarme en tu rostro, cuánto brillo;
reflejarme en tus ojos, cuánto espejo;
escucharte ternezas, cuánto grillo;
leer tu corazón, cuánto festejo.
Un día sin tus besos, qué locura;
unas horas ausente, qué tormento;
un instante apartados, qué martirio.
Una noche contigo, qué hermosura;
un despertar unidos, qué contento;
una vida a tu lado, qué delirio.
© Juan Ballester
1 comentario:
Una manera de vivir, en su recuerdo.
Un abrazo, Juan.
Publicar un comentario