La noche va cayendo y yo mismo me asusto
de seguir a estas horas pendiente de tus ojos.
Un folio y otro folio, un aguacero en verso
tratando de pintarte, de acercarte a mi orilla.
Qué extraño es el silencio que sale de mis manos,
qué rumor de amapolas al recordar que existes,
cuántos interrogantes, preguntas sin respuesta
al mirarme hacia dentro y ver que estás conmigo.
Yo no sé cómo ha sido, qué diablo o qué ángel
me ha enganchado a tu nombre, rompiéndome en pedazos,
llenándome los dedos de esta sangre que vierto
sobre el papel en blanco hasta formar poemas.
Qué noche más extraña de insomnio y de locura,
en brazos de un abismo donde mi voz se rompe;
sentado ante el espejo solo encuentro tu rostro
perdido en la distancia de un tiempo sin futuro.
© Juan Ballester
1 comentario:
Esa forma tuya de contar en verso, es tan sutil y fuerte, tan callada y a gritos, tan pasional o tan tierna, tan rebelde y tan sumisa, tan bella, tan.....tan como tú mismo...
Publicar un comentario