Me perdonas, amor, tú me perdonas
ahora que eres ángel, que conoces
mis sueños y mis actos más atroces,
y, lejos de juzgar, los arrinconas.
Ya conoces el mundo, las personas
-corderos o quizá lobos feroces-,
has visto rostros y escuchado voces,
quién lleva rabo y cuernos, quién coronas.
Yo nunca seré el ángel que decías
-lo confieso, tampoco fue mi meta-,
más bien soy pobre diablo y fanfarrón,
pero tú eres la estrella de mis días
que ha vuelto a despertar en mí al poeta
y a limpiar de maleza un corazón.
© Juan Ballester
1 comentario:
Que hermoso!!!
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