lunes, 5 de agosto de 2013

Ignoro los motivos [time passes slowly]

Ignoro los motivos,
pero existen mañanas que parecen
no terminarse nunca.

Puede que los relojes tengan su vida propia,
puede que las partículas de aire
conozcan de memoria nuestras debilidades,
que conozcan incluso todo lo que pensamos
y lo que nos preocupa.

Tal vez los calendarios
tengan establecido, sin saberlo nosotros,
los días de la prisa y de la calma,
los días del fracaso y de la gloria,
los días de la risa y los del llanto.

Ignoro los motivos
pero hay muchas mañanas que se quedan
-como polvo- adheridas a las suelas
de los zapatos viejos,
que discurren despacio, muy despacio,
despacio como el beso de los enamorados,
despacio como un tren de mercancías,
despacio como el vuelo de las águilas.

Puede que el tiempo sea solamente
una vulgar excusa para hablar de uno mismo,
y mirarse a la cara y decirse verdades
y ponerse la máscara
para que nadie pueda descubrir
el estiércol que apesta los bordes de nuestra alma.

Ignoro los motivos
de que este once de enero del año dos mil cinco
me cubra con el manto silencioso
de los escaparates.


© Juan Ballester

1 comentario:

Ramon dijo...

This is awesome!