martes, 9 de septiembre de 2008

Restos de un naufragio

No importa lo que antes hayamos parecido,
no importa si dos locos o dos enamorados,
sólo importa la ausencia, el vacío que queda
pegado entre las uñas y al borde de los labios.

No sirve ni el llorar ni el ventilar recuerdos,
es inútil consuelo desempolvar retratos;
cuando el amor se marcha camina tan deprisa
que hasta las nubes grises le perderán el rastro.

Pronto no existirán más que unas horas mustias,
pronto todo será como un viento pasado
y no quedará un ápice detrás de las cortinas
de aquello que fue un día y se acabó apagando.

Vendrán otras mañanas, lucirán nuevos soles
mas ninguno como éste que fue tan cotidiano
y acaso entre los sueños que pueblen las auroras
aparezcan los restos de un lejano naufragio.

© Juan Ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Escrito a mediados de 1996.