jueves, 9 de octubre de 2008

Sed o no sed

Sed o no sed: es esa la cuestión, el dilema.
Sed cuando las palabras ya no nos comunican,
sed cuando nuestros ojos nos niegan lo que han visto,
cuando una de las manos contradice a la otra.

Sed cuando la justicia mira para otro lado,
sed en los corazones ávidos de suspiros,
sed en los hospitales o al doblar una esquina
o al entrar a una iglesia o al salir de un concierto.

Ese es el gran dilema, sed por los egoístas,
por los intolerantes, por los que nunca cuentan,
sed en las sucursales bancarias y mercados,
en los televisores, en los libros de versos.

Sed o no sed, ¿acaso no están secas las fuentes,
no están mudos los labios, cerradas las ventanas,
acaso no se aprietan los puños, no se olvida
que somos barro y besos, que somos alma y polvo?

Sed o no sed: no hay tregua en esta cacería,
no hay paz en las gargantas, no hay luz en los cerebros,
sólo queda en la lengua un perdón oxidado,
que nos rompe en secreto, que nos mata callando.

© Juan Ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Escrito el 18 de febrero de 1999.