Extraño amor, extraño desaliento
donde confluye el verso y la distancia,
donde plantan su reino las hormigas
y el camino trillado se bifurca.
Extraño ir y venir de amaneceres,
de plumas de algodón y porcelana.
Cerca, lejos, y cerca nuevamente,
y lejos otra vez de tu existencia.
Me visto, amor, de seda y de alambradas,
de guirnaldas y cardos, de silencio.
Tu voz resuena en mí como un pecado
y sin embargo es luz que me alimenta.
Extraño amor, de juego y de locura,
manjar interminable que persigo.
Te espero en el andén de lo imposible
para beber del cáliz de tu rostro.
© Juan Ballester
1 comentario:
Escrito el 8 de septiembre de 2000, haciendo un repaso de la extraña relación sentimental en que estaba envuelto por aquel entonces.
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