si sacas los pies del círculo de tiza
en donde se supone que vivimos y nos movemos
acabarás siendo sospechoso.
es sospechoso que a un hombre le dé por pensar,
que desperdicie su tiempo libre en ciertas actividades
como escribir versos o leer o pasear a las doce de la mañana de un día laborable
o que se presente a una reunión importante sin afeitar o con los zapatos sucios.
es sospechoso que no vea la televisión o que no lleve en el bolsillo un teléfono móvil,
que viaje en autobús o que se alimente a base de bocadillos,
que pase de largo por la información económica cuando hojea un periódico,
que le llame a las cosas por su nombre.
es sospechoso que una persona permanezca soltera a los cuarenta años,
que hable solo por la calle en lugar de hablar solo delante de los demás,
que no quiera saber nada de esos trozos de papel con una efigie que por lo visto nos hacen felices,
que se pare a escuchar el canto de los pájaros aunque no tenga tiempo que perder,
que tropiece una y mil veces en esa extraña piedra que se llama amor.
es sospechoso vivir sin la máscara de apariencia que nos protege,
o reconocer que algo no se sabe o que somos incapaces de llevar a cabo ciertos proyectos,
o admitir que nos hemos equivocado o pedir perdón por cosas de las que ni somos culpables,
o rebajarnos a hacer cosas aparentemente indignas de nuestra categoría
o abrir el corazón y desvelar aquello que más tarde nos ha de pasar factura.
es sospechoso vivir al margen de las modas
y pasar de puntillas por aquello que se supone que debe interesarnos,
es todo muy sospechoso
cuando al final tus manos sólo abarquen
ese placer inmenso de haber sido distinto,
de haber sido tú mismo.
© juan ballester
1 comentario:
Escrito el 27 de febrero de 2000, trata acerca de ciertas conductas humanas que resultan sospechosas de algo en la sociedad en que vivimos, en donde no está bien visto salirse de lo establecido.
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