Hoy me he sentido azul
mientras el sol de agosto me llena de palomas.
Es posible que el viento se olvide de mi nombre,
que el calendario acabe por silenciar mi rostro,
que las alcantarillas
se queden expectantes buscando mi garganta.
Hoy me he sentido azul
pero todos los peces se han cubierto de polvo.
El tiempo se desliza entre mis dedos,
se acumula despacio formando nubarrones
y en todas las esquinas
suena el lamento extraño de los recién nacidos
y crecen ambulancias esperándome en vano.
Hoy me he sentido azul
aunque por los tejados se abrazan los teléfonos.
Inútil disfrazarse de lo que nunca vuelve,
inútil espantar la sed de las langostas;
nada puede decirse sin apartar la vista,
nada puede saberse detrás de los magnolios.
Hoy me he sentido azul
y hasta la arena sabe que ayer era domingo.
Podría ser feliz sin proponérmelo,
bastaría tan sólo con extender las manos
y recibir el beso de la dama de picas,
bastaría tan sólo con quitarse la ropa,
con amar los ladrillos, con revolver recuerdos.
Hoy me he sentido azul
y no he sido capaz de que estos versos
hayan estado aquí para decirlo.
© Juan Ballester
2 comentarios:
A veces ser feliz es tan sencillo, como decir lo que se siente a cada instante.
Escrito el 6 de agosto de 2004, es un poema que realmente no trata de nada, si acaso del tiempo, de la felicidad, de la tristeza, pero mezclando conceptos de forma un tanto confusa; de ahí su subtítulo en inglés, que se corresponde con el de una canción de Dylan creo que de 1964 o 1965.
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