Algún día llegarán las nubes,
aparecerán los querubes,
regresarán las aves
y tornarán las aguas a su cauce.
Pero, ¿sabes?
yo no volveré,
aunque se aburra la sombra de mi sauce,
y se marchiten las flores de mis muertos
y los frutos de mis huertos,
no volveré,
no seré una oscura golondrina
que beba en la fuente cristalina,
ni una tupida madreselva
que trepe por los cristales.
No, no es posible que vuelva
a contemplar las tardes otoñales
mientras encanecen mis sienes.
No volveré,
aunque se pierdan mis bienes
y se arruine mi cosecha,
toda esa labor de años tan bien hecha.
No volveré,
aunque me suplique el viento,
aunque me lo pida el mar sediento.
No volveré,
mi lecho quedará vacío,
triste, abandonado y frío
como un día de Enero.
No volveré,
no hollaré las piedras del sendero
ni el polvo se pegará a mis zapatos.
No volveré,
sólo a ratos
me acordaré de este paisaje,
de este mundo imaginario,
de esta etapa de mi viaje.
No volveré,
se acabará el calendario,
mi mecedora se habrá roto,
amarilleará mi foto
y mi sepulcro,
resquebrajado y nada pulcro
me esperará con paciencia
preocupado
y muy extrañado
ante tan prolongada ausencia.
© Juan Ballester
3 comentarios:
Enhorabuena por ese segundo premio en Canal Literatura. Aunque parezca mentira, me acabo de enterar, llevo unos días acelerada y miro las cosas por encima. Hoy me he detenido y he visto que estabas ahí, entre los premiados y he querido acercarme a tu blog para felicitarte.
Besos
Gracias, Felisa. No sé si merecía o no ese premio, pero me ha llegado en un momento lleno de turbulencias y desgracias personales, que en parte ha servido para aliviar la enorme tristeza que me invade desde hace un par de meses.
Respecto a este poema, fue escrito en 1995 y en conjunto me resulta un tanto facilón y carente de chispa.
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