Cuando tú ya no estés,
cuando las calles vuelvan a ser simples aceras,
levantadas, ruidosas, recubiertas de escombros,
cuando el otoño tiña de nostalgia
las hojas de almanaque que el tiempo va arrancando,
cuando tú ya no estés.
Se secará mi mano una mañana
cuando tú ya no estés,
volveré a la rutina de un despacho
donde mi piel se arruga,
callarán para siempre los teléfonos
cuando tú ya no estés,
se llenarán de polvo mis poemas,
de números, de cifras,
de silencio y de sombra y de nostalgia
cuando tú ya no estés.
Los relojes irán borrando tu recuerdo,
manchado de expedientes, de papeles,
de contratos en prosa, de recursos horribles,
cuando tú ya no estés.
Pero en alguna parte
tus ojos y mis ojos, y tu boca y la mía,
se quedarán por siempre entrelazadas,
reunidas en un verso
cuando tú ya no estés.
© Juan Ballester
2 comentarios:
No recuerdo haber leído estos versos antes. Llenos de melancolía.
Un fuerte abrazo.
En este poema se puede tocar la nostalgia.
¡Qué gusto leerte, Juan!
Es el segundo poema que te leo hoy y que me recuerda a Pedro Salinas (uno de mis poetas favoritos).
Felicidades, querido.
Un beso,
María José
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