lunes, 19 de octubre de 2009

Nunca es tarde

Yo he vivido en las sombras como un perro sin pan,
hasta quedar vacío de ambición y de sueños,
he vivido encerrado en mi propia inconstancia
sin comprender que el tiempo se alimenta de incautos.

Pensé que bastaría con cruzarme de brazos
y esperar que la suerte llamase a mi ventana,
creí que eran lo mismo las noches y los días
y que tras cada puerta me esperaba una reina.

Pero descubrí pronto que quien no siembra, muere,
y quien apuesta al cero, a la larga lo paga;
advertí que las manos que se cubren de arena
acaban siendo víctimas del dolor y el desprecio.

Yo he vivido de espaldas a la luz, al progreso,
a la flor, a la estrella, al ruiseñor, al aire,
he destilado lágrimas y malgastado trenes
mientras las madrugadas segaban calendarios.

Y al fin -pues nunca es tarde- he escapado del túnel
y he conocido el beso, la ambición y el descanso,
al fin me queda un trago y un pedazo de cielo
y estos versos que, acaso, sirvan para salvarme.


© Juan Ballester

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