esto es un poema o tal vez no
tal vez sea un perro o quizás
una piedra o acaso un fragmento de polvo
o a lo mejor es solamente un trozo de vida
que se quedó tirado en una esquina esperándome
no es un poema ni siquiera es prosa
son unos renglones escritos en un trozo de papel sucio
que hablan de cosas que probablemente
a nadie interesen
que tal vez ni me interesen a mí mismo
y lo peor es que nadie va a leer esto
pero aunque lo leyesen por casualidad
o por una debilidad si es que me decido
a guardar este papel arrugado y alguien lo descubre algún día
si alguien lo leyera repito
pensará que se trataba de un simple pasatiempo
de una forma estúpida de llenar unos mintos
de un modo un tanto peculiar de gastar una página
de una serie de palabras bobas enganchadas de cualquier forma
y cortadas en renglones como si fuera un poema
pero esto no es un poema
no es un trozo de vida ni tiene palabras sonoras
ni empleo bellas metáforas
ni recurro a la métrica ni al ritmo
no es un poema ni es una prosa
no son memorias ni olvidos ni vivencias ni sueños
no tiene temática ni cuento en él nada que merezca la pena
es solamente eso un pedazo de viento
que se llevó hasta los puntos y las comas
es una forma de decir que son las trece cuarenta
y hoy es veinticinco de agosto y esto es madrid
una ciudad medio paralizada por las vacaciones y el calor
en donde hay un tipo cualquiera
con la mente medio paralizada de tanto no pensar
en este día cualquiera en un semisótano cualquiera
con una ventana abierta desde la que solamente veo
un muro de ladrillo
en el que ni siquiera se posan los pájaros
esos gorriones que no conocen el mar
esos gorriones que no conocen el campo
y lo que es peor que ni siquiera me conocen
ni saben que hoy hablo de ellos
porque no encuentro nada mejor que escribir
en este trozo de papel arrugado que probablemente acabará en la papelera
o lo que es peor quizá lo guarde
y quizá algún día salga a la luz en un momento de debilidad
y que dirá muy poco acerca de mis aptitudes literarias
y que ni siquiera habrá servido para que el tiempo pase más deprisa
a las trece y cuarenta y seis de este extraño miércoles
de este extraño mes de agosto en esta extraña ciudad
en donde escribo el penúltimo renglón
que probablemente habrá de pesar como una losa
sobre mi conciencia
© juan ballester
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