Triste papel en blanco donde naufrago
una noche tras otra, a la deriva
bebiéndome los versos trago tras trago
hasta dejarme el alma en carne viva.
Escribir... Duro oficio, ardua tarea,
inútil ejercicio, vano alimento,
espiral sin retorno que me marea,
corona de laurel que lleva el viento.
Cuántas horas de sueño desperdiciadas,
cuánta tinta llorada inútilmente,
cuántas veces mis dedos fueron espadas
tratando de encontrar nueva simiente.
Triste página en blanco, triste castigo,
pedernal que me astilla, que me magulla,
que me hace decir cosas que no las digo,
que me atrapa en sus redes por más que huya.
© Juan Ballester
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