Cuando la luz me falte
enterradme en sus brazos,
no en el suelo o en el agua ni en el cielo,
sino junto a su pecho.
Que nadie nos separe,
que nadie intente hacernos diferentes,
yo quiero descansar entre sus senos
tantas veces amados.
Cuando el latir se acabe
y no pueda besar sus labios complacientes,
enterradme en su rostro
donde las flores crecen cada día,
donde un verdor inmenso se adueña de sus prados
y los pájaros trinan la hermosura
de sus ojos.
Ponedme
de cara a su sonrisa,
de cara a sus palabras y a sus actos
y así no moriré
aunque ya me haya muerto.
© Juan Ballester
2 comentarios:
Haunting.
Un poema tan hermoso como triste.
Besos
Publicar un comentario