De repente una tarde
miras el cielo azul del horizonte
y piensas: Es hermoso seguir vivo,
respirar y reír y hacer de vientre
y sentir las palomas recorriendo los parques,
barriendo las aceras.
De repente te encuentras
con los bolsillos llenos de burbujas,
con los ojos cambiados
mirando de otra forma aquello que creíste
carente de interés y de belleza
y piensas: Tengo suerte
de haber llegado aquí, hasta este día,
hasta este instante mismo que me espera
con los brazos abiertos.
De repente percibes
tu corazón latiendo nuevamente,
y en tu mano rebosan
los versos que creías que nunca llegarían
y piensas: Soy el mismo
que ayer estaba muerto, que arrastraba
un desierto de arena inútilmente,
el mismo que perdía las estrellas
por los pliegues del alma.
De repente aparece
en todo su esplendor la primavera.
© Juan Ballester
1 comentario:
Muy hermoso Juan ...un fuerte abrazo desde Colombia su amiga Kary
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