Te escribo este poema porque me da la gana,
porque sí, porque quiero, porque me ha apetecido,
porque es viernes o lunes, o cualquier otro día,
porque hace sol o llueve, porque es octubre o marzo.
¿Qué razón ha de haber, quién podría impedirlo,
evitar que los versos fluyan hasta tu encuentro,
quién podría ponerle freno a mi corazón,
mordazas a mi boca, grilletes a mis manos?
Te escribo, sí, un poema que no trata de nada
o que quizá, quién sabe, trate también de todo,
de tu voz, de tu risa, de tu piel, de tu ombligo,
de tu pelo y tus ojos, de tu vientre y tus uñas.
Sé que no dice mucho, que está lleno de viento,
que parece un papel de renglones torcidos,
mas no hay frases ni versos que puedan abarcarte,
ni palabras ni sílabas para expresar tu rostro.
Te escribo pues y lo hago esta tarde corriente,
cuando en los calendarios no es martes ni domingo,
ni es abril ni es agosto ni los relojes vuelan
y el silencio es tan sólo un beso entre paréntesis.
© Juan Ballester
1 comentario:
Me encantan los días cualquiera, esos que vivimos sin darnos cuenta y que son los mejores.
Un abrazo.
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