Mi vida es un constante sube y baja,
un tobogán de luces y de sombras.
Igual estoy feliz que me entristezco,
unas veces soy libre, otras esclavo.
Subo hasta el verso, escalo hasta unos labios,
llego a la flor oculta y al querube;
bajo después rodando hasta el silencio,
hasta el hambre voraz del almanaque.
Subo a la risa, bajo hasta la lágrima,
de nuevo me encaramo a la amapola,
desciendo bruscamente hasta quedarme
como los trenes llenos de preguntas.
Trepo hasta el sol, me caigo hacia los peces,
asciendo una vez más como los pájaros,
me desplomo sin nombre y sin garganta
hacia el confuso reino de mí mismo.
Siempre subir, bajar... siempre dos rostros,
alfa y después omega, fuego y agua,
siempre mendigo y rey de lo improbable,
con vocación frustrada de ave fénix.
© Juan Ballester
1 comentario:
"como los trenes llenos de preguntas"
Me ha gustado este verso.
Un abrazo
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