Te encontré sin buscarlo, de repente,
en el abismo oscuro de mi vida
y tus ojos me dieron la salida,
y tus voces se anclaron en mi mente.
Todo lo triste se tornó sonriente
y en tu esperanza se cerró mi herida,
y soñé con tu carne desvestida
que era ya paraíso, antorcha y fuente.
Te encontré en el umbral de mi tristeza
rebosante de amor, de luna clara,
y mi alma contagié con tu belleza.
Te encontré entre las flores, primorosa,
disipando el rocío de mi cara
e inundando mi ser de olor a rosa.
© Juan Ballester
1 comentario:
¡¡Bello!!
Besos,
María José
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