Como un aventurero
que se adentra en extraños laberintos
en busca de un tesoro,
así me zambullí en busca de tus ojos.
Al igual que el científico
que pasa horas y horas contemplando
la perfecta elegancia
de esa rara y radiante mariposa,
así me quedé yo al encontrar tu rostro.
Como el submarinista
que se interna en abismos jamás imaginados
cuidando de que todo se altere lo más mínimo,
así me hizo sentir el roce de tu alma.
Lo mismo que un astrólogo
que teoriza mil cábalas en torno a las estrellas
y busca extrañas formas que iluminen la noche,
así soñé también al mirarte por dentro.
Mas yo soy solo un triste navegante,
un aprendiz que sueña en su ignorancia
llegado del olvido y la distancia
para adornar con versos este instante.
© Juan Ballester
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