jueves, 13 de enero de 2011

Poema con manchas


Me mancho de poesía cada vez que respiro,
de delicadas plumas, de sones armoniosos,
me mancho, y cada verso, como si fuera un tiro
va dejando en mi alma ecos de ausencia y posos.

En cada mano llevo fragmentos del pasado,
trozos de vida, llanto, caminos sin regreso,
páginas que la noche lentamente ha forjado,
hojas de acero y lágrimas que se caen por su peso.

Trato de hablar: me callo; trato de huir: me quedo
sondeando emociones que acaso no son mías.
Busco un cauce florido y todo me da miedo
y me mancho, me mancho, y lo llamo poesías.

Mi boca arroja frases, los dedos forman rimas
que se ensucian de pronto de soledad y lodo,
y desciendo barrancos en vez de escalar cimas
y me asusta el silencio y las palabras, todo.

Me mancho de belleza cuando el dolor me habla
y me pide que cuente, que comparta, que escriba,
y, como un pobre náufrago, sólo encuentro una tabla:
estos tristes renglones flotando a la deriva.

© Juan Ballester

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