No era fácil sentirse un héroe en la mañana
y sin embargo supe
que allá abajo, en la calle
los ángeles nocturnos habían hecho
un trabajo impecable.
Ventilé el corazón, lo abrí del todo
y se llenó de luz como otras veces
y eso que me costaba, no era fácil
sentirse como un héroe
aquel ocho de junio del año dos mil cuatro.
Me agarré a los recuerdos,
esperé a que la noche me dijera
definitivamente adiós muchacho
y salí, verso en mano,
a deshacer entuertos en tu rostro
y eso que no era fácil
ser héroe ni juglar justo ese día.
Vi la ciudad ducharse,
ponerse ropa limpia, tomar el desayuno,
y preparar sus bártulos
porque hoy tocaba martes y los martes
ya se sabe que son
el instante propicio para pensar en ti
aunque no fuera fácil, lo comprendo,
ser el héroe interior de tu mirada.
Y armado hasta los dientes de poemas
los fui desparramando palmo a palmo,
los derramé calientes
sobre las seis campanas de tu nombre,
sobre los amplios lagos de tus ojos,
sobre el néctar prohibido de tus labios
y eso que ya sabía
que ser héroe esta vez no iba a ser fácil.
© Juan Ballester
1 comentario:
Muy bueno.
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