domingo, 6 de marzo de 2011

Cerrado por reforma

El cielo está cerrado por reforma.

Se dice que los santos están en plena crisis
porque nadie les reza en estos tiempos.
Se ha quedado en el paro
san Antonio y san Judas, san Anselmo,
san Juan Nepomuceno, santa Rosa de Lima,
san Ignacio, san Luis, san Lorenzo de Brindis
y no sé cuántos otros.

El cielo está cerrado por traspaso.

Y por si fuera poco, se ha colado
un inspector de Hacienda, y por lo visto
muchos santos no pagan sus impuestos:
el de tenencia de almas,
el de los donativos y arreglo de capillas,
el canon de valor espiritual,
tasas de recogida de plegarias...
Y desde el Vaticano no quieren saber nada,
así que no han tenido más remedio
que hipotecarlo todo.

El cielo está cerrado por ahora.

Van a poner los yanquis un parque de atracciones
y una hamburguesería.
Pero aún quedan cuestiones que deben debatirse:
si cerrarán los lunes,
si se podrá pagar con tarjeta de crédito,
si habrá que hacerlo en dólares,
si los niños tendrán descuentos de algún tipo.
San Pedro, por si acaso, ya ha empezado
un cursillo de inglés acelerado
y está poniendo al día su informática.
Y luego el sindicato de los ángeles
amenaza con huelga indefinida,
pues quieren despedirlos después de tantos años
y colocar a cambio a hermosas quinceañeras
llenas de silicona.

El cielo está cerrado por mudanza.

Se están llevando en cestas
las cruces, los rosarios, los latines,
los equipos de música y los salmos,
las rosquillas, los cálices,
el oro, incienso y mirra y las estrellas,
y a cambio han colocado
vistosas papeleras y quioscos
y bombillas y aseos y taquillas
y unas horribles flores amarillas, de plástico.

El cielo está cerrado por cambio de negocio.

© Juan Ballester

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