domingo, 17 de abril de 2011

La claridad extraña

¿Sabes? En este día de claridad extraña,
de cajones sin prisa, de manos sin arena
tu sensación me atrapa, tu recuerdo me baña
y me quita una pena.

¿Sabes? En este tiempo hecho para el descanso,
para darse a las bocas y licenciarse en sueños
recordarte en un verso me resulta un remanso
de aromas hogareños.

¿Sabes? En estas horas propicias para el juego,
para sentirse perro, muchacho, bicicleta,
yo me aferro a tus labios que me hablaron y luego
su sensación me aquieta.

¿Sabes? Esta mañana tranquila de domingo
en que hasta las aceras se cubren de pereza
yo me miro hacia dentro, me miro y te distingo
rondando en mi cabeza.

Y al levantar la vista del papel donde ahora
trato de darte forma, de retenerte en vano
mi corazón se eleva, mi alma se enamora
y enloquece mi mano.

© Juan Ballester

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