sábado, 21 de mayo de 2011

En otro tiempo

De haberte conocido en otro tiempo
y no cuando mi voz está cansada,
quién sabe si a estas horas yo estaría
bebiendo en tu mirada.

Pero ¿qué han de decirte las palabras,
que te puede importar mi oscuro llanto
si tienes ya quien te calienta el lecho
y disfruta tu encanto?

De haberte descubierto siendo libre
cuando la flor brotaba de mis venas,
yo no sé, pero acaso este silencio
no ocultara mis penas.

Pero tu corazón, bien amarrado,
por un tranquilo mar goza el reposo
de un hogar apacible que le sabe
a ternura y esposo.

De haber podido amarte sin mordazas,
sólo con la verdad por atributo,
quizá estos pobres versos que te escribo
hubieran dado fruto.

Pero tu senda es recta y no me atrevo
ni siquiera a mirarte, ni a soñar
por miedo a que mis ojos descuidados
turben tu bienestar.

© Juan Ballester

No hay comentarios: