sábado, 9 de julio de 2011

Aquí estoy, sigo aquí

Pensé que no quedaban versos que componerte
y que mi mano al fin, cansada, callaría,
pero el dolor es mucho y la ausencia es tan larga
que sólo hallo consuelo emborronando páginas.

Pensé que la ruleta de la suerte esta vez
haría caer la bola sobre la arena estéril,
que no tropezaría contra las mismas piedras,
que mis labios se harían cómplices del silencio.

Pensé que ya los cántaros que destilan poemas
se habrían agotado, tras años de dar fruto,
pero es que la distancia, la ansiedad y el anhelo
han resultado ser más fuertes que el olvido.

Pensé, y me equivocaba, que todo estaba dicho,
que el corazón y el alma ya cerraron sus puertas,
no creí que el reloj me mirase de nuevo
llenándome la boca de palabras sonoras.

Así que finalmente, aquí estoy, sigo aquí
igual que un colegial, capturando metáforas,
como si de esta forma tu corazón y el mío
quedasen para siempre en algún libro atados.

© Juan Ballester

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