jueves, 21 de julio de 2011

El poema sin escribir

Hoy me puse a escribir, porque quería
descargar la ansiedad en un poema.
Tocaba hablar de mí: ése era el tema
y siempre es buen remedio la poesía.

Hoy me puse a escribir, y no sabía
qué método seguir, qué estratagema.
Pensé que, cuando hay algo que me quema,
ese mismo dolor sirve de guía.

Así que sin dudarlo extendí un folio,
me relajé, tumbándome en la cama
y abrí mi corazón, sin ningún miedo.

Pero algo sucedió, sentí un expolio,
un ángel negro puso el pie en la llama
y ya no he de escribirlo, ya no puedo.

© Juan Ballester

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