sábado, 15 de octubre de 2011

Soneto al amanecer


Entras como la brisa en mis mañanas
llenándome las manos de ternura,
y es tu voz el veneno que más dura
bajo el silencio ausente de mis canas.

Penetras por la puerta y las ventanas
sin respetar cristal ni cerradura,
mezcla de sensatez y de locura
y de hacerme veleta tengo ganas.

Llegas en avalanchas, ola a ola
para bañar mi vida en tu recuerdo
y mis besos te aguardan, hacen cola.

Todo me sabe a ti, tu imagen muerdo
y mi extraño vivir se tornasola
pues gano mucho más de lo que pierdo.

© Juan Ballester

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