Donde tu cuerpo habite germinarán mis manos,
allá donde se encuentre nacerá mi palabra,
y tocaré la tierra caliente que te envuelva
cuando ya no amanezcas.
Te cubriré de flores cogidas de mi huerto,
cortadas con los dedos que una vez te abarcaron
y su aroma será reminiscencia exacta
del olor de tu seno.
Retornaré a tu prado y escalaré las tapias
cubiertas de recuerdos y de sombras frondosas,
allá donde se extiendan hasta ti las raíces
bebiendo en tu silencio.
Me perderé en el llanto que escape a mi memoria,
me inundaré del cielo que tus labios me dieron
y tu imagen vendrá para resucitarte,
para quedarte siempre.
Y no me iré jamás de tu reposo
y no hablará mi boca sin la tuya
y no existirá el tiempo con tu ausencia
ni invierno entre mis ojos.
© Juan Ballester
2 comentarios:
Y yo SÉ… … que allí dónde ahí un alma existe la belleza, que ha existido por siempre y siempre existirá, y el alma cada vez tendrá más luz y más belleza, y el alma será aún más grande cuando ya no exista el cuerpo.
Me encanta el ritmo de este amoroso poema y la forma en que habitan los sentimientos en cada verso.
EL cierre es perfecto.
Recibe mi cálido abrazo y gracias por este grato momento de lectura.
Anna Francisca
Publicar un comentario