martes, 15 de noviembre de 2011

La grandeza de lo pequeño

Qué delgado es el hilo que nos mantiene vivos,
frontera entre la luz y la sombra perpetua;
qué delgado tal vez, pero también qué firme,
resistente al silencio, al tiempo, a la distancia.

Qué pequeña parece esa pieza invisible,
cordón umbilical que anuda nuestras almas;
qué pequeña quizá, pero a la vez qué grande
cuando se ve brillando sobre el mar del otoño.

Qué débil el latido que vigila los sueños
y pone en nuestras bocas nombres a que aferrarnos;
qué débil, desde luego, pero cómo se enrosca
a los cristales húmedos de cada madrugada.

Qué breve la palabra que conduce a la gloria,
la que habrá de salvarnos, la que todo lo alcanza;
qué breve, sí, qué corta para tan largo viaje,
pero en cambio qué larga cuando tú la pronuncias.

© Juan Ballester

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que breve, y que denso poema. Qué profundo, triste y lleno de esperanza al mismo tiempo, como los caminos más duros que conducen a los lugares más bellos.