viernes, 14 de diciembre de 2012

Alejarnos mil veces lo mismo que se marcha
la claridad del día.


Desguazarnos de nuevo como las otras veces
sin valor de cambiarlo.


Peregrinar incrédulos a pesar del deseo
incombustible y loco.


Despertar entre sombras puntualmente
huérfanos de caricias.


Cuestionar la razón y el sentimiento
una noche tras otra.


Y morir sin sentirlo, sin buscarlo,
sin morirnos siquiera.

© Juan Ballester

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sencillamente bello.