viernes, 24 de mayo de 2013

Si nos falta Bob Dylan






Si nos falta Bob Dylan
será gris la mañana, aunque el sol nos derrita,
será oscura la tarde, a pesar de los árboles,
será anciana la noche oliendo a pesadillas.

Si nos falta Bob Dylan
de nada han de valernos los cafés y periódicos,
ni la radio ni el cine ni los televisores,
no servirá la tinta coagulada en las venas
ni la palabra helada al borde de los labios.

Si nos falta Bob Dylan,
si nos quedamos huérfanos de su voz insolente,
todas las autopistas se enredarán de pronto,
todos los saltamontes afinarán sus patas,
todas las melodías se vestirán de negro.

Si nos falta Bob Dylan
quién podrá levantarse sin que le duela el alma
o mirarse al espejo sin apartar el rostro,
quién podrá beber agua del río del olvido,
quién le dará a los pájaros razones para el vuelo.

Si nos falta Bob Dylan,
-es mejor no pensarlo, no tentar al destino-
nos sobrarán las manos, y la lengua y los ojos,
nos pesarán los perros aunque deambulen libres,
nos morderá el silencio de la muerte que acecha.

Si nos falta Bob Dylan
quién podrá pronunciar viento, piedra, visiones,
solitaria, tren, triste, huracán, subterráneo,
quién moverá los hilos de la lluvia que empapa,
quién hará de bufón cuando el barco regrese.

Si nos falta Bob Dylan
la vida habrá perdido otro tornillo,
probablemente el último.

© Juan Ballester

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