Hasta a la madre del moro
han espiado en la CIA,
¡qué vergüenza, madre mía,
qué ignominia, qué desdoro!
Me pregunto si a mi loro,
dicharachero y locuaz
también turbaron su paz
con las dichosas escuchas,
pues me consta que hubo muchas
orejas con antifaz.
han espiado en la CIA,
¡qué vergüenza, madre mía,
qué ignominia, qué desdoro!
Me pregunto si a mi loro,
dicharachero y locuaz
también turbaron su paz
con las dichosas escuchas,
pues me consta que hubo muchas
orejas con antifaz.
© Juan Ballester
No hay comentarios:
Publicar un comentario