Viejo banco del parque, pedazo de madera
que generosamente la fatiga has calmado,
ahora te encuentras todo podrido y oxidado
arrojado en la hierba de la peor manera.
Cuántas veces has dado descanso al caminante,
cuántas has acogido las citas amorosas,
a cuántos inspirado bellas rimas y prosas
o servido de cama a cualquier inmigrante.
Cuántas el visitante proporcionó sustento
a palomas o ardillas, a perros o a gorriones,
cuánta vida se esconde en tus negros tablones,
qué curiosos mensajes se leen en tu asiento.
Y ahora este pobre banco quieren se reemplace
por culpa de su aspecto envejecido y feo;
merece reposar dentro de algún museo
en vez de terminar cruelmente en un desguace.
© Ballester
1 comentario:
La piedad humana, metaforicamente hablando, está presente en tu poema mi querido amigo. Siempre presente en la profundidad con que miras las cosas y valoras el tiempo y sus desgastes. Intachable poema Juan. Felicidades.
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