Ya me duelen las moscas
de tanto cavilar
y me duelen los besos
que no he llegado a dar.
Ya me duele el silencio
de mi barca sin mar
y hasta las mariposas
con que aprendí a volar.
Me duele la escritura
cruenta del calamar,
y la sed de mis labios
y el fuego de mi altar.
Me duele la ignorancia
y hasta el peregrinar
a través de mil sueños
que no llegué a estrenar.
Ya me duele la vida
con tan gran malestar
que ya no sé si dudo
o si he de despertar.
© Juan Ballester
2 comentarios:
Gracias por tu comentario. A pesar de este premio, no creo que la poesía sea mi fuerte, no tengo nada que hacer en comparación a expertos como tú.
Un abrazo y feliz verano
Has de despertar, Juan.
Un gusto leerte, amigo.
Besos,
María José
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