martes, 5 de enero de 2010

El bufón


Hay un bufón que canta, que sueña, que se duele,
que persigue a una dama incierta y nebulosa,
que despliega sus alas para formar la L
y volar como vuelan los pétalos de rosa.
Pobre iluso, payaso, títere sin cabeza
pretendiendo el consuelo de unos brazos ajenos,
sin saber que en su puzzle le faltará una pieza
y perderá la dicha por no aspirar a menos.
Marioneta, gusano, tipo insignificante
que juega a dos barajas la baza de la suerte;
no le valdrá de nada disfrazar su semblante
porque la dama es firme y él no le divierte.
Amar a quien no debe, cazar en otro coto,
errores que se pagan, que han de costarle caro:
mañana al despertar será un juguete roto
vencido por el tiempo, vagando sin amparo.
Hay un bufón vestido de verso y de locura
que se atrevió a mirar hacia lo alto un día.
Dicen que ahora está enfermo y que no tiene cura
y que al llegar la noche se embriaga de poesía.
© Juan Ballester

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