martes, 3 de enero de 2012

Noche oscura

Ya son las dos y cinco
y mis manos te buscan con ahínco.

Qué oscura es esta noche
sin tu voz, sin tu aliento, sin un coche.
Mi corazón no canta
y el tabaco me quema la garganta.
La boca tengo muda
porque acaso esta noche duda y duda.

Ya son las dos y diez
y me enredo en tu ausencia como un pez.

Escribo, solo escribo
y parece un milagro seguir vivo.
Medito, reflexiono,
mas sin ti soy el rey que perdió el trono.
Qué noche tan oscura
lejos de tu calor y tu cintura.

Ya son las dos y cuarto
y los versos deambulan por mi cuarto.

Me quema este silencio
y al pensar en tu carne me demencio.
Me aflige la distancia
y mi pluma incansable escancia, escancia.
Pero me falta el fuego
y esa inútil visión se hiela luego.

Ya son las dos y media
pero aún no he puesto fin a mi tragedia.

© Juan Ballester

2 comentarios:

Raúl Campos dijo...

No lo acabo de ver. Los pareados tienen muy mala leche. (Vaya, hombre, ya está aquí el aguafiestas).

¿Has probado con un endecasílabo y un heptasílabo/pentasílabo, justo al revés?

juan ballester dijo...

Pues sí, los pareados son caprichosos. A veces resultan vistosos y otras casi pueriles.
Y respecto a lo que comentas, la verdad es que cuando alterno versos largos y cortos, el de pie quebrado siempre me suele aparecer al final. En este caso no fue así, y quizá por ello se haga raro el poema.
Gracias por tu comentario y por tu sugerencia.