Detente, caminante, no vagues más sin tino,
has encontrado al fin tu auténtico sendero,
no sigas adelante, detente ya, viajero,
tus pies están cansados, no cambiará el camino.
La senda sinuosa se ve en la lejanía
cubierta de maleza en estas horas mudas;
las ramas de los árboles han quedado desnudas
alfombrando tus pasos al declinar el día.
El sendero te lleva, la vereda te acerca,
es inútil la prisa, en vano apresurarte,
tu firme deambular te llevará a otra parte
pues el correr es malo y la razón es terca.
Disfruta mientras puedas del hermoso paisaje
que un día, caprichosa, creó Naturaleza,
nunca más volverás a ver tanta belleza,
detente, caminante, interrumpe tu viaje.
© Juan Ballester
2 comentarios:
A veces no nos damos cuenta de las cosas hermosas que vamos dejando atrás, las prisas nos comen, nos introducen en un círculo vicioso del que no podemos salir.
Precioso poema, yo siempre digo que lo importante es el camino, más que el destino en sí.
Un abrazo
La escribí en otoño de 1994.
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