domingo, 31 de agosto de 2008

el sueño opaco de las medusas

¿qué quedará de mí cuando se apague el último latido
de esta extraña maquinaria que nos empuja hacia el mañana?
¿qué quedará en el viento de todo lo que he escrito,
qué quedará en la tierra de ese puñado de semillas que he ido esparciendo sin querer,
qué quedará en los rostros de los que me sobrevivan,
qué palabras saldrán de las bocas de mis enemigos,
qué lágrimas derramarán los cielos cubiertos y plomizos?

dicen que más allá de este decorado de cartón piedra
al que llamamos vida
hay un inmenso océano envuelto en tinieblas,
algo parecido a un gel viscoso y terriblemente aislante
quizá como el silencio que brota de los labios de los amantes insatisfechos,
quizá como la espera angustiosa de los pararrayos,
quizá como el sueño opaco de las medusas.

me asusta no saber, me asusta el frío de la eternidad,
ese estado gaseoso en donde ya no nos quedará ni el recuerdo,
ni el dolor, ni la risa, ni la sed, ni el pensamiento,
nada.

me asusta volver a esa nada donde ya una vez estuve,
donde he pasado sin saberlo la inmensa mayor parte de mi existencia,
a esa nada que es todo a lo que podemos aspirar
lo mismo el barrendero que el que estudia el comportamiento de los protozoos en un laboratorio,
me asusta ese apagón que puede sorprendernos detrás de cada esquina del calendario,
ese viaje sin regreso en donde habremos de perder las maletas,
ese momento último en que nos quedaremos a solas con nosotros mismos.

me asusta volver al sueño de las medusas,
a ese constante ir y venir de olas dentro del cerebro,
a ese polvo de huesos y a esa risa espeluznante de las calaveras,
a ese otro mundo real al que sin saberlo vamos a parar cada vez que uno de nosotros pierde las maletas.

© Juan Ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Escrito el 14 de mayo de 1999.