miércoles, 29 de octubre de 2008

El sueño eterno (II)

AUTOPSIA

Cuando el forense llegue y se haga cargo
de mi cuerpo desnudo, sin careta
no encontrará otro indicio, sin embargo,
que el de haber pretendido ser poeta.

Ni violencia, ni rastros de veneno,
ni señales ni marcas sospechosas:
ese cuerpo desnudo estará lleno
de amor, de paz, de sed, de fuego y rosas.

Cuando me corte con sus manos diestras
y analice las vísceras y venas
sólo hallará, por más que tome muestras,
versos ocultos, risa, llanto y penas.

Y tendido en la mesa, muerto y frío,
con un trapo cubriendo mis despojos,
concluirá que morí de desvarío
y lentamente cerrará mis ojos.

© Juan Ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Segunda pieza de esta tetralogía que es, con diferencia, la que más me costó escribir de las cuatro (al menos 15 de sus versos los tuve que rehacer por completo, sin poder aprovechar ni una sola coma), y quizá la que más me gusta desde el punto de vista literario. También está terminada en julio de 2000.